martes, 6 de mayo de 2014

abro todos los días el buzón esperando encontrar la carta de un amor o una postal de alguien que en su viaje se acordó de mi


Abro todos los días el buzón esperando encontrar la carta de amor de una desconocida, alguien que en su viaje por la vida se tropezó conmigo  y se enamoró de mí. Una carta a la vieja usanza, escrita en papel con boli , para ver su letra arrastrarse palabra a palabra, línea a línea, hablándome de cosas de amor, de cosas cotidianas, de esas cosas que las amantes comparten en secreto; una carta, en definitiva, de esas que hablan de cosas de hace unos días pero que tú conoces hoy, sin la inmediatez de las nuevas tecnologías, con la calma de tener que leerla con ansia la primera vez, con calma la segunda, saboreando las partes que más nos estremecen.
Una carta así no debe ser leída de cualquier manera, hay que seguir un ritual. Hay que esperar para abrirla hasta traspasar el umbral de la puerta, y una vez hecho, rasgar con celeridad el sobre para atrapar el tesoro que contiene, leer la carta apresuradamente, los ojos avanzando veloces por las palabras, brillantes, la sonrisa instalada en la cara y el corazón palpitante. Y por supuesto, hay que pensar en contestar cuanto antes, con lo leído aun fresco en la mente y todas las sensaciones y sentimientos a flor de piel. 
No fumo, pero siempre me ha parecido que si tuviera algún día que contestar a una carta de amor así me encantaría tener un paquete de cigarrillos a mano y un mechero zippo además de una pluma con tinta negra y papel de buena calidad , a rayas, porque nunca he sabido escribir recto en un folio en blanco. Me sentaría cómodamente , pondría el papel sobre la mesa, una mesa  de madera, quitaría el capuchón de la pluma , la apoyaría sobre el papel en blanco y después cogería el paquete de cigarrillos, sacaría uno con calma y lo encendería con ese encanto mágico que tenía Marlene Dietrich,  lo pondría en la mano izquierda, cogería la pluma, una montblanc Boheme o una Parker Duofold, y daría una calada al cigarrillo - tiempo suficiente para pensar en cómo empezar la carta - y echaría el humo para ponerme después a escribir. ...... " Querida Laura : ............."  
Pero , ya nadie escribe cartas de amor en papel, y por eso nadie recibe cartas de amor de desconocidas. ¡ Cuan romántico sería que fuésemos capaces de mantener , entre todos los avances del presente, algunas de las maravillosas cosas del pasado! Así que con la esperanza de que alguna reconocida me escriba esa carta, voy a comprarme un encendedor tipo Zippo porque me encantan y siempre he deseado tener uno, y compraré un paquete de cigarrillos también, y papel con rayas , y lo pondré todo en un cajón esperando ese día en el que reciba la más bonita carta de amor que nadie me ha escrito para poder responder como se merece.

1 comentario:

María dijo...

¡Yo estoy mandando postales de cuento con mis alumnos! ¡Mándame tu dirección y te escribo algo bonito!