lunes, 28 de septiembre de 2009

Si aceptamos que la vida humana se rige por la razón, la posibilidad de vivir queda destruída

Este fin de semana he visto una película que me había recomendado "Hacia rutas salvajes". Me ha encantado, pero me dejado tocada y hundida y si, ya venía desde hacía semanas planteándome muchas cosas y el fin de semana pasado, tras ver "My blueberry nights" ( película que también os recomiendo ver y que yo había, conscientemente, pospuesto ver hasta ahora), ya me planteé algunas...hoy he acabado por poner el punto y final a muchas de ellas.

A menudo pensamos sobre las cosas que les pasan a los demás y pensamos que tenemos suerte de tener la vida que tenemos, no pensamos que quizás, en algún momento, también nosotr@s podemos pasar por cosas que nos marcarán para siempre ... y si nos toca y nos pasan, desgraciadamente, ver la salida del túnel es imposible, a la par que ver cómo nos hundimos más sí lo vemos claramente sin poder hacer nada más que errar y errar una y otra vez.

Si alguien me hubiera dicho que en estos años me iban a pasar todas las cosas que me han pasado y que iba a conseguir salir cuerda de todo ello, me hubiera reído. Pero han pasado, forman parte de mi pasado y de todas ellas he salido, más fuerte, más dura y seguramente muchas más cosas que no soy capaz de ver yo misma. Los últimos tres meses mi vida ha dado un giro bastante radical, nada es igual, sin embargo todo es tan conocido......que es magnífico recuperar las ganas de vivir como siempre quise vivir.

Lo que viene ahora es algo que he escrito entre una peli y la otra, no voy a cambiar ni una coma, porque es lo que sentía antes de ver "Hacia rutas salvajes". Sólo añadiré al final la frase final de la película que me ha encantado.


Siempre había creído que los viajes había que emprenderlos con un destino claro. Estoy en el punto X y mi destino es el punto Y. Parecía simple. Pero nunca pensé, o no quise pensar, en todas esas cosas que podría encontrarme durante el camino y me hicieran ver otras rutas, como tampoco pensé que mi camino se pudiera desviar tanto que no llegase a destino por tantas cosas, que enumerarlas daría para escribir muchas páginas.

Ahora sé que siempre que se emprende un camino hay que saber a dónde se quiere ir, pero también aceptar, que no siempre acabamos llegando a ese destino, tan sencillamente porque el camino de la vida no es una ruta que el GPS pueda calcular. Es un camino al azar de cada día, de cada cosa que nos sucede, de cada persona que se cruza en nuestro camino, de cada decisión tomada o desechada, de tantas variables, que pararse a pensar es morir al poco de empezar el camino.

Y si algo tengo muy claro es que quiero VIVIR las experiencias que tenga que vivir de camino a mi meta y quiero hacerlo tan intensamente como lo hice hasta el momento en que en mi camino hubo una parada de la que no continué ruta. Ahora de nuevo vuelven a estar claras las metas y aunque el camino por el que voy es totalmente desconocido, de nuevo estoy recorriéndolo. Hay nervios en el estómago por lo que pasará, por cada decisión tomada, por cada cosa descartada, pero me gusta tanto volver a sentir todos esos nervios que creo todo valdrá la pena a pesar de sentirme como en una noria.

Nada es igual y sin embargo, todo es tan familiar que me desconcierta. El Doctorado, con prórrogas para poder seguir adelante; he vuelto a escribir y esta vez sí va para adelante la novela; físicamente tengo (casi ya) el mismo cuerpo que hace 10 años, no la misma suavidad de piel, tanto no se puede, pero sí el mismo cuerpo aunque lo mío me está costando; sigo sola aunque espero que no sea por mucho más; soy independiente; el tema laboral va despacio pero ha mejorado, lo cual, teniendo en cuenta la situación , no me puedo quejar. Me duelen algunas personas que han salido de mi vida, otras han salido sin que yo quisiera, pero siempre he pensado que quien no tiene que estar en tu vida, sale por mucho que te empeñes en que esté. A alguna otra hubiera no querido conocerlas nunca, pero tampoco podría haber aprendido sin su “agotadora” presencia en mi vida.


Sea como fuere, el pasado queda atrás. Ha sido una larga parada no programada en un viaje que tenía otro destino. Continúo con nueva hoja de ruta. No sé qué pasará ni dónde está el destino, pero es que eso me da igual mientras llegue a la meta y mi meta es cumplir mis sueños. Si el trayecto es por el norte, sur, este u oeste, más largo o más corto, ¡qué más da a estas alturas! Lo importante ahora es que la única persona que tome las decisiones que marcan mi vida sea yo porque mis aciertos o errores los pago yo.

La felicidad sólo es real cuando se comparte

lunes, 21 de septiembre de 2009

Político serás sì prohibes

No hay cosa que más rabia me de que que blogguer me borre un post, como sucedió ayer cuando entré para correguir una cosa y tras hacerlo y dar a publicar entrada, se borró ...., porque claro, sabes de qué has hablado, pero ya no puedes escribir exactamente las mismas palabras y, además, repetir un post fastidia mucho, así que hoy no me apetece repetirlo.
ESte mes está siendo bastante escaso en posts pero bueno, el impertativo de la vida real se impone al de la virtual y así son las cosas, así que a lo largo de hoy haré un post actualizable según vaya teniendo tiempo y pueda escribir. Será un post que se actualizará con las horas. Ya veremos a ver qué sale. ¡ Feliz lunes lluvioso para tod@s !



Escribía Carlos Herrera el domingo 13 un artículo para el xlsemanal que me hizo reir mucho. No es que suela estar de acuerdo con él, pero esta vez, no sólo apunto todo lo que dice punto por punto, sino que lo dice con una sorna tan bien hecha que una no puede más que aplaudirle y darle la razón.
El artículo en cuestión se titula “La pasión por prohibir” y comienza así:
“Les entusiasma prohibir. Nada realiza más a un cargo público que el ejercicio de una prohibición. Es la manera que tienen algunos de sentir plenamente la sensación de poder. Sólo cuando te fastidio puedo decir que estoy mandando. “ ¡ qué razón tienes!
Pasa luego a enumerar una serie de prohibiciones totalmente absurdas que yo solamente os voy a resumir:
- Los chiringuitos en las playas.
- Beber cerveza en las playas valencianas ( próximamente)
- Tenerife : hacer castillos en la arena.
- Gerona: fumar en las playas.
- Valencia: colocar la sombrilla a menos de seis metros de la orilla.
- Almuñecar: escuchar música en las playas.
- Ciudad Real: multar al ciudadano que corra por la calle y multa si se aparca a más de 20 centímetros de bordillo de la acera.
Pero claro luego un adolescente puede abortar sin comunicárselo a sus padres…
Termina el artículo con una arenga que a mi me encantaría que tod@s pudieramos hacer. Dice así:

“Se trata, en resumen, de que los españoles sepamos que vivimos de favor. Los que mandan quieren darnos a entender que el poder lo tienen ellos y que nosotros sólo somos objetos de prohibición. Yo propongo, ante tanta estupidez, la desobediencia civil: todos a correr en Ciudad Real, todos a beber cerveza en Valencia, todos a fumar en Gerona.
Cuando los que gobiernan demuestran ser unos sandios totalitarios, los ciudadanos tenemos derecho a mandarnos al carajo.”
Me encanta ese final. Yo es que además pienso que los políticos de ahora se dedican a prohibir semejantes sandeces porque no dan la talla como políticos para aspirar a más. Hace años había grandes políticos, grandes líderes políticos y todos conocíamos sus nombres. Ahora no hay buenos políticos, son todos de un mediocre que roza el suspenso, no lideran a las masas, no tienen propuestas adecuadas para gobernar el país y tampoco para hacer oposición y se enzarzan en peleas de niños pequeños para desviar la atención de los ciudadanos. Que los temas que más discuten sean el uso que hace el presidente del avión oficial, lo que simboliza el puño en alto de los socialistas, las ministras posando para tal o cual revista, las sardinas del presidente cántabro y los trajes del valenciano me parece muy vergonzoso. Me está dando la impresión de que en este país, meterse en política es ganarse un sueldo muy tranquilamente…..

lunes, 14 de septiembre de 2009

Somos de colores, ¿cual es el tuyo?




Todos solemos decir que no somos racistas, pero pocas personas pueden presumir de, realmente, no serlo. No soy una de esas personas, lo reconozco. Aunque mi nivel de tolerancia es muy alto, sé que en determinados momentos, ha podido más el color de la piel o el origen que la persona en sí. Pero conozco a una persona que sí puede presumir de no ser racista, porque, verdaderamente no lo es. A mi madre le molesta muchísimo la injusticia y no mira ni el origen ni el color de la piel, así que le da igual quien sea, ella sólo tiene problemas con las personas que “le dan mala espina”, sea cual sea su color de piel.
No sé si es por eso, pero cuando era pequeña y estaba en el colegio yo tenía un “gran problema”, porque para mi, entonces, lo era, para escoger el color con el que pintar la piel de las personas. Con el resto de las cosas todo estaba claro: el sol es amarillo, las nubes blancas, el tejado de las casas rojo, la luna blanca, el mar azul, los árboles verdes y marrones….pero ¿y las personas? Y , es que a mi no me cuadraba aquello de que los “blancos” , que yo no veía blancos, los tuviéramos que pintar de color rosa, porque yo me miraba la piel y me parecía más un color salmón en invierno y color marrón clarito cuando estaba morena en verano. Los “negros” no me parecían tan negros sino marrón más o menos oscuro; y los chinos tampoco me parecían amarillos....y así con todas las razas; en resumen, que yo no veía los colores que me decían que tenía que usar para pintar a las personas.
En mi mente infantil e inocente eso era un problema, pero desde la perspectiva que hoy me dan los años, me doy cuenta de que el racismo se adquiere, que los niños ven personas diferentes, pero no asignan nada malo a esas diferencias, somos los adultos, quienes con sus ideas, los convertimos en racistas. Entonces, si mi madre no es racista, ¿por qué yo si lo soy? Pues porque vivo en una sociedad donde, desgraciadamente, mi madre es un grano de arena en un desierto muy grande. Y lo peor es que el racismo no es sólo cuestión de color de piel, aunque puede que haya sido durante mucho tiempo, el más importante.
Seguramente os estaréis preguntando que qué tiene todo esto que ver con la foto. Pues bien, cuando, durante la Semana Grande, vi a este artista callejero sentado, esperando su turno para actuar, me vino a la mente todo lo que os he contado de los colores. Mirad el color de su cara, es de un rosa intenso, aunque sus brazos no. Así que me paré, saqué la cámara y lo fotografié. Así que, cuando mi sobrino quiera pintar a la piel de una persona “blanca” le podré dar el color rosa….
Y tú, ¿de qué color pintas las cosas?