sábado, 25 de septiembre de 2010

En reserva pero llenando depósito



Hoy he vuelto a mi casa. Tenía ganas de volver y recuperar la normalidad después de que hace 9 días tuviera que salir corriendo porque me llamaron que mi padre iba camino del hospital porque le había dado un infarto. Y desde entonces así ha sido mi vida estos días. Me trasladé esa misma tarde a casa de mis padres para que mi madre no estuviera sola ya que como mi padre estaba en la UCI no podíamos verlo más que en el escaso tiempo que nos dejaban por la mañana y por la tarde. Mi madre tampoco es que ande muy fina y con el susto no sabía muy bien como iba a ir reaccionando después de que el primer día no parase de llorar porque pensaba que mi padre se moría y no dejaba de decir que qué iba a hacer ella sin él.
Afortunadamente todo ha ido evolucionando bien y ayer lo trajimos a casa. Eso no significa que todo esté bien porque ahora queda reanudar una rutina que para nada será de ahora en adelante como lo era antes, pero lo será, aunque mis padres deban hacerla a un ritmo diferente y sobre todo, más pausado.
Todos estos días he pasado mucho tiempo en la sala de espera porque en la UCI sólo dejan entrar a una persona y mientras mi madre estaba con mi padre, yo esperaba y le veía un poquito antes de irnos. Por supuesto, he pensado mucho en lo que ha ocurrido, en cuanto se quieren mis padres y lo unidos que están. De la suerte que he tenido, pese a lo que me costó decirle a mi familia que era lesbiana, en cómo mi opción sexual no ha supuesto ningún problema y es tan sólo mi opciòn como la de mi hermana ser hetero. También me he dado cuenta de repente de que ya se van haciendo mayores y que la responsabilidad de toda la familia ha recaído en mi, aunque realmente ya hace tiempo que lo viniera haciendo no me había dado cuenta de hasta qué punto todos dependen de mi hasta ahora.
He pensado también en mi, en lo que me pasa, en por qué no he podido darme más a la gente que ha intentado hacer que mi corazón se volviera a enamorar, en por qué estoy tan bloqueada con el tema sentimental y sin embargo no tenga ningún problema para el tema amistad. Sé cómo soy y lo que soy capaz de dar a la persona de la que me enamore, pero necesito tiempo, no soporto que se me presione para decidir el resto de mi vida con alguien que acabo de conocer y a quien no conozco realmente. Y es que el otro día hablaba con una amiga de este tema y ella dijo en voz alta lo que yo pienso: hoy en día no damos tiempo a las relaciones, queremos etiquetarlo todo en dos días, vamos con prisa, primero decidimos que somos pareja y luego nos conocemos y nos enamoramos, pero es que así no es, ni debe ser. Lo lógico es ir despacio, conociéndose poco a poco, queriendo más de la otra persona cada día hasta que llegue un momento en que lo que sientes por ella te forme tal nudo en el estómago y en la garganta que no puedas decirle cuanto la quieres más que con los ojos, con besos y con mil caricias estando a su lado. Y yo quiero eso, el enamoramiento lento pero seguro y bonito y mientras no lo haya no podré desbloquear mi corazón.
Lo curioso es que aunque cansada por el estrés de tanto ir y venir del hospital y por la incertidumbre de lo que podía pasar y como iba a ser todo, no he perdido el buen humor, ni he dejado el modo encanto y me siento muy bien, como quien sabe que aunque en otra etapa, ha recuperado su forma de ser y vuelve a ser quien siempre fue.
Espero que todos estos dias que he estado desconectada y sin internet hayan sido muy buenos para tod@s vosotr@s y que cargando depósito de combustible -tenía el de los dos coches en reserva, y el mío propio de energía también- pronto vuelva a ponerme al día con vuestros blogs.
( ¿ qué tal hacer la REvolución Sexual? .......de la canción, of course)

martes, 14 de septiembre de 2010

Ya no soy una tortuga



( antes de leer dale al play y escucha – y baila si puedes- mientras lees)

Estos días (casi) todo el mundo a mi alrededor se queja de algo y están de mal humor o de bajón. Cuando lo pienso, tampoco es que yo tenga en mi vida la felicidad completa : vuelta al trabajo, mi directora de tesis metiéndome caña, en el amor aún no hay nada, algún problemilla familiar…pero cosa misteriosa estoy de un positivo que no es normal, pero que dure. Pero, porque siempre hay un pero, yo creo que estar así se debe a las últimas semanas en las que me he dado cuenta de que podemos vivir la vida a tope pero no disfrutarla en absoluto si tenemos la mente ocupada y el corazón bloqueado. Y es que yo llevaba meses sin parar ni un fin de semana, pero vivía sin disfrutar realmente de lo vivido.
Así que cambié mi mar por el Mediterráneo y disfruté de su brisa, del efecto balsámico que no encontraba en el de mi tierra por saberme a rutina. El mar siempre cura heridas, sobre todo esas provocadas por el paso del tiempo. Su compañía, su charla al oído te dejan un cansancio relajado que libera la mente y deja que lo bueno y lo malo fluyan, hablen y hagan las paces. Ahora entiendo por qué, ante una preciosa puesta de sol, la gente se emociona. Si me lo permitís usaré las palabras de Carmen Martín Gaite para definirlo:
“Aquel sol rojo, al hundirse en el mar, parecía estar ahuyentando el miedo para siempre, impregnando de libertad todos los momentos que fueran a seguir a aquel”.
A la vuelta a casa ya había planes para una nueva escapada unos días después para un finde de senderismo por tierras navarras, en Urbasa. Era mi primera vez pero me ha encantado y seguro que repetiré. Cambio de mar por montaña. Fin de semana de amigas de esos que sirven para conocerse más (como amigas…) y mucho cachondeo porque cuando llegamos, hablando, descubrimos que todas, las 6 que estábamos, teníamos la regla. ¡Menudo pleno! Y luego, por el reparto de habitaciones ya que dormíamos de 2 en 2 y casi nos costó más decidir quien dormía con quien que organizar todo el finde. Estoy segura de que en un grupo de chicas hetero eso no pasa.
Previo a la escapada yo tuve un par de charlas con dos personas cuya opinión y consejos respeto mucho y que me dijeron que ya era hora de desenchufarme del “ modo irónico” y ponerme en “ Modo Encanto” , que es como realmente soy, que ya había pasado demasiado tiempo y que me sacudiese la vagancia si quería volver a enamorarme. No es que se viva mal en “ modo irónico”, te protege bastante bien de que te hagan daño, pero también es cierto que te pierdes muchas cosas y la imagen que das no es la que se corresponde con la que verdaderamente eres. Pero hay momentos en los que toca. Así que, accediendo a la petición de quienes sé que me quieren mucho me he vuelto a poner en “ modo encanto”, me he sacudido la pereza, he desbloqueado el corazón y he empezado a dejar que en la mente fluyan las ideas.
El sábado pasado estuve por tierras cántabras y el domingo me lo pasé en el sofá, más porque no podía con mi alma que por la resaca que tenía, que tampoco era tanta pero bueno. Este finde , por fin toca por tierras vascas, pero ya os contaré, porque no tiene mala pinta.
En cuanto al amor…..creo que seguiré instalada en la paciencia porque sé muy claro lo que quiero y como dicen por ahí “ sin prisa, pero sin pausa” lo conseguiré.
Bueno, ¿ te ha gustado la canción y has bailado mientras leías?

miércoles, 8 de septiembre de 2010

El dolor es la única ofensa que no puede ser castigada

Creo que a tod@s las que escribimos nos han preguntado alguna vez que por qué escribimos. Supongo que la razón es tan sencilla como decir que la vida es incoherente y escribo para asumir la incoherencia de vivir, y escribiendo, crear un orden en las ideas, en los recuerdos, en los pensamientos, en la propia vida vivida ya.
¿ y por qué necesitar ese orden? ¿por qué escribirlo para que otros lo puedan leer? Todo lo que se escribe tiene un destinatario, todo lo que no se guarda en el cajón de la memoria busca un receptor.
La vida es la incoherencia de nacer, crecer, llegar a la plenitud para disfrutarla sabiendo que la fecha de caducidad es incierta, pero la hay. Para la mayoría la armonía implica el anhelo de la presencia de un destinatario de nuestra incoherencia que complete nuestra vida con los fragmentos de la suya.

“El único final un poco feliz de estos cuentos incompletos será el podérselos entregar algún día a alguien que sonría entre lágrimas al recibirlos” (Carmen Martín Gaite)

lunes, 6 de septiembre de 2010

el amor puede esperar todavía, cuando la razón desespera

¿Por qué creer en ti, maldito destino, si ambos sabemos que eres un fraude? Sí , hace ya mucho que renegué de ti y me alié con la Casualidad para conseguir mis sueños.

Todo marchaba bien hasta que tú, ingrato Destino, cansado de intentar ponerte en mi camino y reconciliarte conmigo por tu traición, te enamoraste de la Casualidad.
Ahora, mis sueños peligran mientras la Casualidad siga de luna de miel contigo y no me queda más remedio que desertar por un tiempo de mis sueños para hacer un pacto contigo hasta que la diosa Fortuna se apiade de mi y la Casualidad descubra que el Destino de quien tan enamorada está es sólo la mentira de los que recogen los esfuerzos de quienes no se quedan esperando a que las cosas, simplemente, sucedan, así como tampoco es el gran Dios a quien adoran quienes creen que el amor es algo que no tienen que buscar porque siempre habrá alguien más generoso que hará todo el trabajo por ellos.

Hoy fingiré creer en el Destino, mañana ya veré qué hago.