Había comprado pilas nuevas para la cámara digital y las había guardado primorosamente en la mochila. Había preparado todo y estaba lista para emprender camino. Recogería a una amiga y nos juntaríamos con el resto del grupo en el punto de reunión. A mitad de camino me doy cuenta de que me he dejado la cámara digital en casa y me entra ese “ cabreíllo” que nos sale a todas cuando te da rabia algo, pero no iba a volver sólo por coger la cámara así que me tendría que quedar sin fotos del finde.
Llegamos al sitio en cuestión y nos tomamos un refrigerio antes de emprender ruta para llegar al Bosque Pintado de Agustín Ibarrola en la reserva del Urdaíbai . Después de una buena caminata de unos cuantos kilómetros llegamos al Bosque Pintado,. Y es ahí donde me doy cuenta de que, no es que yo me haya olvidado de mi cámara, sino que mi cámara ha visto que iba a ser de poca utilidad y ha preferido quedarse en casa.
Y antes de decir lo que voy a decir diré que me encanta el arte, que suelo ir a exposiciones, a museos y que cuando algo no me gusta, pues bueno, digo sin más que no me gusta, pero…… ¿y esto? ¿Qué decir de lo que me ha parecido una gran tomadura de pelo? Unos cuantos árboles pintados que supuestamente hay que mirar desde unos mojones para “ apreciar ¿ qué?” , porque yo no he visto más que árboles estropeados por la idea de alguien que no tenía nada mejor que hacer y que si se nos ocurre a cualquiera de los que allí estábamos viéndolos, nos hubieran llamado vándalos. Increíble decepción. Enorme y agotadora caminata. Una amiga dijo “por lo menos no hemos pagado nada”. Bueno, es que en realidad nos tendrían que pagar a todos los que hasta allí hemos llegado para ver semejante birria . No sé a vosotras, pero a mí a veces, con estas cosas, pienso que algunos artistas pretenden tomarnos el pelo, y encima lo consiguen, cosa que me fastidia aún más.
Pero bueno, el viaje no fue baldío porque allí mismo estaba la Cueva de Santimamiñe y fue una gozada verla ( en visita virtual porque la tuvieron que cerrar por el deterioro que sufría con tantas visitas) y las explicaciones de la guía. . Después, al coche y rumbo a Gernika. Hacía muchos años que no pisaba Gernika, y no lo recordaba tan bonito y con tanto ambiente. Espero volver a tomarme algo en unos meses. Si algún día dejara de ser tan urbanita y buscase calidad de vida, creo que sería un sitio donde podría vivir.
Así que, si alguna vez venís por mi tierra, recordad, no ir a ver el Bosque pintado pero daros una vuelta por Gernika, por Bermeo o por Ondarroa.
Llegamos al sitio en cuestión y nos tomamos un refrigerio antes de emprender ruta para llegar al Bosque Pintado de Agustín Ibarrola en la reserva del Urdaíbai . Después de una buena caminata de unos cuantos kilómetros llegamos al Bosque Pintado,. Y es ahí donde me doy cuenta de que, no es que yo me haya olvidado de mi cámara, sino que mi cámara ha visto que iba a ser de poca utilidad y ha preferido quedarse en casa.
Y antes de decir lo que voy a decir diré que me encanta el arte, que suelo ir a exposiciones, a museos y que cuando algo no me gusta, pues bueno, digo sin más que no me gusta, pero…… ¿y esto? ¿Qué decir de lo que me ha parecido una gran tomadura de pelo? Unos cuantos árboles pintados que supuestamente hay que mirar desde unos mojones para “ apreciar ¿ qué?” , porque yo no he visto más que árboles estropeados por la idea de alguien que no tenía nada mejor que hacer y que si se nos ocurre a cualquiera de los que allí estábamos viéndolos, nos hubieran llamado vándalos. Increíble decepción. Enorme y agotadora caminata. Una amiga dijo “por lo menos no hemos pagado nada”. Bueno, es que en realidad nos tendrían que pagar a todos los que hasta allí hemos llegado para ver semejante birria . No sé a vosotras, pero a mí a veces, con estas cosas, pienso que algunos artistas pretenden tomarnos el pelo, y encima lo consiguen, cosa que me fastidia aún más.
Pero bueno, el viaje no fue baldío porque allí mismo estaba la Cueva de Santimamiñe y fue una gozada verla ( en visita virtual porque la tuvieron que cerrar por el deterioro que sufría con tantas visitas) y las explicaciones de la guía. . Después, al coche y rumbo a Gernika. Hacía muchos años que no pisaba Gernika, y no lo recordaba tan bonito y con tanto ambiente. Espero volver a tomarme algo en unos meses. Si algún día dejara de ser tan urbanita y buscase calidad de vida, creo que sería un sitio donde podría vivir.
Así que, si alguna vez venís por mi tierra, recordad, no ir a ver el Bosque pintado pero daros una vuelta por Gernika, por Bermeo o por Ondarroa.
Y esto va para tí, tú ya sabes quién eres. No importa que la tormenta se alargue un mes más, la calma será larga ahora que por fín has explotado. Cuando vuelvas a casa y hayas saciado tu sed con tu novia, nos vemos por Madrid, o por Bilbao. Ya sabes que yo también estaré ahí para tí.