Esta mañana he ido al super a comprar leche. He cogido mis cartoncitos de buena leche y me he puesto a la cola detrás de un chico. Al oír algo a mi espalda me he dado la vuelta a mirar para comprobar que sólo era el ruido de algo que se le había caído a una chica. Me he vuelto a dar la vuelta mirando a la caja y ¡ zas!, me encuentro a una señora , de las de la categoría “ jubilada”, con su carro lleno hasta arriba, dispuesta a meterse entre el chico que estaba delante de mí y yo. Por supuesto, la señora me daba la espalda haciéndose la sueca así que le palmeo suavemente en el hombro y le digo:
- Perdone señora, ¿ estaba usted ya antes aquí? ( pregunta irónica puesto que sabía perfectamente que cuando yo me puse a la cola ahí no había nadie más que el chico que estaba delante mio y su cesta)
- Si, claro – me responde ofendida. – Es que se me había olvidado una cosa y he ido a buscarla pero mi carro estaba aquí. – Añade.
Yo, con cara ya de “ no me puedo creer lo que estoy oyendo”, le respondo con toda la cordialidad que me es posible ante lo surrealista de la situación:
- Perdone otra vez pero aquí no había nadie más que ese chico cuando yo me he puesto a la cola.
- ¿Cómo que no ? Por supuesto que yo estaba antes aquí - me espeta toda ofendida y oigo detrás de mi :
- Señora, que no, que usted no estaba ahí cuando hemos llegado.- gracias a lo que una ya empieza a pensar, ¡menos mal que con esta corta edad que aún tengo no sufro de alucinaciones! , y le digo a la señora:
- Lo siento, pero usted no estaba ahí y no la voy a dejar pasar, encima con el carro que lleva hasta arriba, aún menos. – y cuando ni siquiera había acabado la señora se pone a decirme que dónde se iba a poner entonces, ¿ al final de la cola, la última? Y claro, yo le contesté con un
- Pues sí señora, ahí hay que ponerse cuando una llega a la cola.
Como os podéis imaginar me empezó a llamar jeta, caradura, se quejó de la juventud y del poco respeto a los mayores, etc, etc mientras todo el mundo pasaba de ella. Yo pagué mi leche y abandoné el super con una mala leche en el cuerpo que espero que no haya pasado a la que compré. ¡ Vaya con la tercera edad!
- Perdone señora, ¿ estaba usted ya antes aquí? ( pregunta irónica puesto que sabía perfectamente que cuando yo me puse a la cola ahí no había nadie más que el chico que estaba delante mio y su cesta)
- Si, claro – me responde ofendida. – Es que se me había olvidado una cosa y he ido a buscarla pero mi carro estaba aquí. – Añade.
Yo, con cara ya de “ no me puedo creer lo que estoy oyendo”, le respondo con toda la cordialidad que me es posible ante lo surrealista de la situación:
- Perdone otra vez pero aquí no había nadie más que ese chico cuando yo me he puesto a la cola.
- ¿Cómo que no ? Por supuesto que yo estaba antes aquí - me espeta toda ofendida y oigo detrás de mi :
- Señora, que no, que usted no estaba ahí cuando hemos llegado.- gracias a lo que una ya empieza a pensar, ¡menos mal que con esta corta edad que aún tengo no sufro de alucinaciones! , y le digo a la señora:
- Lo siento, pero usted no estaba ahí y no la voy a dejar pasar, encima con el carro que lleva hasta arriba, aún menos. – y cuando ni siquiera había acabado la señora se pone a decirme que dónde se iba a poner entonces, ¿ al final de la cola, la última? Y claro, yo le contesté con un
- Pues sí señora, ahí hay que ponerse cuando una llega a la cola.
Como os podéis imaginar me empezó a llamar jeta, caradura, se quejó de la juventud y del poco respeto a los mayores, etc, etc mientras todo el mundo pasaba de ella. Yo pagué mi leche y abandoné el super con una mala leche en el cuerpo que espero que no haya pasado a la que compré. ¡ Vaya con la tercera edad!