miércoles, 19 de octubre de 2011

no quiero volver a tener la mala costumbre



Tenemos la mala costumbre de no dar todo lo que queremos dar, de no decir todo lo que queremos decir; de guardar parte importante de todo ese amor y cariño que queremos y necesitamos dar a quienes queremos y nos importan. ¿Por qué? ¿Para qué guardar y acumular amor? ¿Para quién? Cada vez me doy más cuenta de lo incongruentes y necios que somos la mayor parte del tiempo en nuestras relaciones así que, destapado lo que durante unos años guardé para protegerme, la necesidad de dar, de sentir, de decir, de vivir, de cuidar, de proteger, amar como a mi me gusta amar, y mimar como a mi me gusta mimar a quienes quiero; la necesidad de sacar la parte más sensible de mi forma de ser, la más importante porque, me guste o no, la parte pasional me puede más que la racional a la hora de sentir, esa parte, esa necesidad de sacar lo tan largamente guardado y acumulado está haciendo que lleve ya muchos días muy sensible, la razón, intentando poner un poco de orden ,escondida bajo toneladas de pasión.
Estos días estoy vulnerable, pero sólo para quienes quiero, esas personas que me están demostrando, que cuando atacas su razón con kilos de sensibilidad, también acaban por quitarse su caparazón. No quiero volverme a poner el mío y esconderme bajo la razón. Quiero ser yo, con todo este cúmulo de sensaciones y estados de ánimo que tanto echaba de menos.


( pd: la letra de la canción está llenita de faltas de ortografía así que si os apetece oir, leer y encontrar, ya estáis avisadas)

jueves, 6 de octubre de 2011

Siempre hay alguna frase que me acompaña durante días



Siempre es un sí que no se acaba nunca. Me encanta esa frase, Seguro que os suena porque es de un anuncio de la televisión. Ojalá ese siempre fuera así, aunque, lamentablemente, muy a menudo no lo es. Pero no voy a escribir ningún post melancólico. Como alguien me suele poner, ya sólo faltan dos madrugones y finde otra vez. La semana no está resultando mala, tampoco buena, es simplemente una semana de trabajo más en las que he empezado nuevas clases y mi voz empieza a resentirse. Sólo espero no quedarme afónica durante días y días como los cursos pasados, este estoy intentando cuidar la voz con todos los medios a mi alcance.
La verdad es que estoy cansada, pero es que ya lo estaba el lunes antes de empezar a trabajar. El fin de semana había sido intenso y lo aproveché hasta la última hora. El sábado puse rumbo a su ciudad tempranito por la mañana, tenía una invitación para comer para celebrar su cumpleaños y no se podía llegar tarde. Comí Pez Limón. Riquísimo. Me lo sugirió el camarero, yo no había oído nunca hablar de ese pez, pero os lo recomiendo. Hecha la digestión y con una buena cantidad de vino blanco aún corriendo por mis venas nos fuimos a una sesión de Thalasso- terapia. Ohhh!¡ Con lo que a mi me gustan esas cosas! Se me pasó rapidísimo y me quedé genial, tan relajada que cuando terminó lo que apetecía era irse a casita a dormir dulce y tranquilamente. Menos mal que no había que conducir porque no sé yo….
El domingo, para compensar, habíamos planeado una ruta de senderismo con una amiga de esas de hace muchos muchos años a la que había perdido un poco la pista hasta que nos volvimos a re-encontrar hace unas semanas. La ruta fue lo más sui-generis que había hecho desde que hago senderismo pero estuvo divertida, y además de pasar un día al aire libre, sirvió para recordar viejos tiempos. El día se alargó bastante así que por la noche, ya de vuelta en Bilbao , estaba agotada, pero con esa buena y bonita sensación de haber pasado un fantástico finde y empezar la semana cansada por no haber parado pero sabiendo que había desconectado totalmente de la rutina marcada por el trabajo y que, un fin de semana más, había conseguido que esta semana no fuera igual que la anterior,
Espero que también vosotr@s hayáis pasado un buen fin de semana