miércoles, 19 de enero de 2011

el niño invisible


¿Quién no se ha sentido invisible alguna vez? Invisible para alguien a quien amábamos, invisible para alguien a quien queríamos sorprender, invisible en algún momento sin querer serlo. ¿Recuerdas cómo te sentiste?
Ahora piensa en quien no es invisible en un momento concreto, sino en quien es invisible siempre a los ojos de los demás y debe sus momentos de visibilidad a la “amabilidad” de quien lleva su propia sangre. Déjame que te hable de A. y G.
A. es menudo, pequeño para su edad, muy delgado, muy poco agraciado físicamente, pelo negro, ojos oscuros , pequeños y tristes y esa apariencia desaliñada que hace que nadie repare en él, ni para bien, ni para mal. G. es alto para su edad, pelo castaño claro con mechas rubias, mirada pícara, sonrisa traviesa y un encanto natural para hacer amigos.
A. y G. son hermanos, mellizos para más señas. Uno de esos casos en los que uno se llevó (casi) todo lo bueno y el otro (casi) todo lo malo. Porque A. es mucho más inteligente que su hermano, y seguramente es mejor que su hermano en muchas otras cosas más pero ¿quién se fija en A? Nadie. Y lo peor no es que nadie se fije, sino que cuando A. es visible para sus compañeros de clase es por la exigencia de su hermano en pedirle algo o al hacerle alguna broma. Y es que A. es el criado de su hermano. Quien lleva los libros de los dos, quien trabaja mientras G. socializa y después le copia .
Esta semana G. está enfermo y no ha asistido a las clases. Nadie ha reparado en A. Nadie le ha hablado. Nadie le ha preguntado por G. puesto que es su hermano aunque sí se han dado cuenta de la falta de G. y me han preguntado a mí.
Me da mucha pena A. porque imagino que su “calvario” es de siete días a la semana, con y sin su hermano cerca. Y es que a mi me han enseñado que los hermanos se apoyan y se protegen y lo que yo veo en las 3 horas semanales que les doy clase, imagino que sólo es una pequeña muestra de algo que sucede en cada momento de su día a día.
A y G tienen trece años. Varias veces he pensado en qué les deparará el futuro. En si A. acabará convirtiéndose en un hombre visible en todos los sentidos y en si los desprecios de su hermano le dejarán secuelas en su personalidad de adulto. Supongo que G. acabará por caerse de su trono como suele suceder casi siempre, aunque también espero que sepa aprender de todo ello. A veces me encuentro con alumnos que ya han dejado de ser adolescentes para convertirse en adultos. Ojalá también me los encuentre alguna vez a ellos en el futuro y ya no exista el niño invisible. Nadie debería ser invisible y mucho menos siendo tú propia familia quien te hace invisible porque la genética te trató peor, ¿ no creéis?

5 comentarios:

Estela Rengel dijo...

Totalmente de acuerdo contigo, Ripley. La gente es mala con chicos como A. La vida en sí es mala con chicos como A. Pero A va a crecer y puede cambiar en todos los aspectos y aprender de todo esto y ser mejor persona que todos los que ahora lo hacen ser invisible. O al menos, me queda esa esperanza...

Anónimo dijo...

A. cuando sea adulto, y si de verdad lo quiere, no se balanceará con lo que vivió de pequeño y encontrará sus fortalezas. Todo el mundo tiene debilidades y fortalezas. Sólo hay que escarbar un poquito para descubrir que A y G las tienen. Las fachadas caen. Uno puede ser visible de muchas maneras, sólo tienes que escoger cuál de ellas te conviene: el físico, el intelectual, el familiar, laboral, ... bueno y lo dejo ya que me lío.

Juli Gan dijo...

Muchas veces, se sale fortalecido de las penurias del pasado. Si A. es fuerte, que seguro que lo es, porque lleva mucho entrenamiento, lo superará sin rastro de traumas. A. será mejor persona y crecerá sabiendo el esfuerzo que hay que hacer y dándole valor a las cosas, y G. si no espabila, que está a tiempo aún, lo tendrá muy duro. Cambiarán las tornas.

Pena Mexicana dijo...

hum... creo que nunca me he sentido invisible de manera involuntaria...
No creo que G. sea defenestrado en un futuro por la vida, ¿porqué habría de suceder? tiene herramientas para seguir siendo el más guay del planeta. Lo que si creo es que es posible que A. necesite terapia para darse cuenta que no necesita ser "perfecto" para dejar de ser invisible. Por cierto, los padres de estos dos ¿hacen algo al respecto?

evita dijo...

Seguro que para alguien A. es muy especial y G. es el niño invisible.