lunes, 6 de septiembre de 2010

el amor puede esperar todavía, cuando la razón desespera

¿Por qué creer en ti, maldito destino, si ambos sabemos que eres un fraude? Sí , hace ya mucho que renegué de ti y me alié con la Casualidad para conseguir mis sueños.

Todo marchaba bien hasta que tú, ingrato Destino, cansado de intentar ponerte en mi camino y reconciliarte conmigo por tu traición, te enamoraste de la Casualidad.
Ahora, mis sueños peligran mientras la Casualidad siga de luna de miel contigo y no me queda más remedio que desertar por un tiempo de mis sueños para hacer un pacto contigo hasta que la diosa Fortuna se apiade de mi y la Casualidad descubra que el Destino de quien tan enamorada está es sólo la mentira de los que recogen los esfuerzos de quienes no se quedan esperando a que las cosas, simplemente, sucedan, así como tampoco es el gran Dios a quien adoran quienes creen que el amor es algo que no tienen que buscar porque siempre habrá alguien más generoso que hará todo el trabajo por ellos.

Hoy fingiré creer en el Destino, mañana ya veré qué hago.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Hola he caido por cosas del destino y la casualidad en este espacio tuyo, lo que he leido me gusta.
Talvez cuando la razón desespera, es porque la locura llama impaciente a su puerta tan cerrada, el amor es capaz de colarse entre cualquier rendija por tapada crean está.
Saludos.

Jirafas en Gerundio dijo...

Creo que era Séneca quien decía que
el destino ayuda a quien lo acepta, y arrastra a quienes se resisten. Si decides fingir que crees en él procura engañarlo para no para ir contra sino para ir delante de él.

evita dijo...

Yo a veces dejo que las cosas pasen, así tal cual, y a veces pasan.

Y otras veces deseo con todas mis fuerzas que pase algo y hago todo lo posible porque pase, pero entonces nunca pasa.

Esosasín.